Cuando empieza todo

Todo empieza cuando Alejandro presenta en las oficinas de Recursos Humanos de la Planta de Mequinenza de Arbora & Ausonia el certificado de minusvalía expedido por el IASS a finales de 2006. Hasta ese momento la relación laboral entre Alejandro y Arbora & Ausonia había sido bastante buena. Estaba bien considerado por la empresa e incluso había gozado de alguna pequeña promoción profesional y en ese momento trabajaba en el Departamento de Calidad como Coordinador de Ingeriería de Calidad. Hasta ese momento no había estado ningún día de baja por enfermedad.
En enero de 2007, sufre su primera baja por enfermedad, está mes y medio ausente. Durante ese periodo recibe una gran presión por parte de su jefe directo, incluso se le propone instalar un ordenador en su casa para realizar tareas durante su baja. Cuando regresa al trabajo el trato por parte de su Jefe cambia, le excluye de lar reuniones del Departamento, le relega a tareas de nivel inferior, le cuestiona los trabajos que realiza, en definitiva, le acosa.
En mayo de 2007 vuelve a sufrir otro periodo de baja. Durante ese tiempo las llamadas desde la empresa son constante (aproxiamadamente una media de 1 hora al día). Desde la cama Alejandro intentaba resolver las dudas por las que le llamaban. A la vuelta de esta baja, un mes y medio después, su jefe le hace lo que en Arbora & Ausonia se llama SGAP (una entrevista anual donde se repasan los objetivos y se fijan los siguientes). En la entrevista descubre que su categoria profesional ha sido rebajada de "Coordinador" a "Técnico" y que a pesar de haber estado diariamente disponible durante sus dos periodos de baja, sus objetivos son cosiderados "no alcanzados". Además la actitud de su jefe directo es vejante y humillante.
En noviembre de 2007 sufre un tercer periodo de baja de un mes y al terminar el año descubre que su incremento salarial es el menor de los 9 años que llevaba hasta ese momento en la empresa.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta es la postura mas comoda y de mas mala fe de una persona que no le gusta trabajar y lo unico que puede hacer porque se le ha visto el plumero es hacer daño a otras personas y jugar con el acoso y la discapacidad. No hay derecho.

Anónimo dijo...

¿Te ha pagado la empresa por hacer este tipo de comentarios o que?
Ay que ver cuanto rastrero hay por ay suelto.

Anónimo dijo...

Y a tí te pagan para joder a nuestra empresa.
Verguenza me daría.

Anónimo dijo...

Vuestra empresa se jode sola. Lo que da vergüenza es que aún después de lo que ha pasado, la defendais desprestigiando a un conpañero, aunque teneis pinta de estar dirigidos. LAMECULOS

Anónimo dijo...

La verdadera verguenza son las personas como tu que seguro actuas igual con todos tus compañeros.Debes de ser el chaquetero mas grande de Arbora.
Animo Alejandro.