El Protocolo de Moobing

Harto de las contínuas vejaciones sufridas por parte de su Jefe, Alejandro decide, en febrero de 2008, ponerlo en conocimiento del Departamento de Recursos Humanos. No lo pone en conocimiento del Comité de Empresa, cosa de lo que en el futuro se arrepentirá, pero en ese momento no quiere que esto trascienda, ya que piensa que es un problema de su jefe y no de la empresa y que ésta hará lo posible para solucionarlo.
La jefa del Departamento de Recursos Humanos pone en conocimiento de Alejandro que existe un Protocolo de Moobing para estos casos y que puede comenzarlo entrevistándose con la Doctora de Servicios Médicos.
La Doctora explica a Alejandro que el Protocolo se comienza realizando unos test para evaluar el grado de acoso. La prueba se compone de tres test distintos, los cuales cumplimenta y queda a la espera de los resultados.
Al cabo de una semana, la jefa de Recursos Humanos le convoca y le comunica que sería muy desagradable para todos seguir adelante con el Protocolo de Moobing y que hay otras posibilidades para arreglar este tema. Su propuesta es realizar un despido improcedente a Alejandro ofreciéndole 35 días por año y un servicio que Arbora & Ausonia ofrece, por convenio, a todos sus empleados para tramitar una incapacidad por su enfermedad.
Como el tema es delicado, Alejandro se pone en contacto con una Abogada, la cual se entrevista con la empresa, sin llegar con ésta a ningún acuerdo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es super dificil llevar un caso de Moobing hacia delante.
Es un proceso demasiado desgastador para el trabajador

Anónimo dijo...

Lo penoso es que el acoso y la minusvalia son dos cosas muy serias y aqui se ha jugado con las dos, para vivir del cuento.

Anónimo dijo...

Mas penoso es aun, vivir de ese cuento como podria ser el caso del que hace el anterior comentario sin tener estos problemas fisicos.

Anónimo dijo...

El problema de Arbora es, que menos la gente que trabajamos en las líneas de Producción, casi todo el mundo son vividores.
El trato que han dado a nuestro compañero es HUMILLANTE y tiene nuestro apoyo.

Anónimo dijo...

¿Qué me dicen de las empresas que hacen frente a la crisis aprovechando deducciones y subvenciones con la contratación de discapacitados a los que se les exige condiciones laborales más duras (cobrando menos) que a los no discapacitados a sabiendas de que no plantearán reclamaciones por miedo a perder el puesto de trabajo?
A veces renuncian a la baja por "enfermedad común" por temor, precaución o tácita coacción por parte de supervisores y/o jefes sin escrúpulos que se jactan de pertenecer a una empresa solidaria con los discapacitados.
Llegan a casa después de ocho horas de trabajo sin los periodos de descanso establecidos por ley (si lo haces te miran mal los jefes, si vas una vez al baño te dicen que no vayas con tanta frecuencia la baño).
Llegan a casa y no tienen más remedio que tumbarse en el sofá porque el trabajo les ha discapacitado para llevar una vida cotidiana normal después de consumir todas sus energías en sacar adelante los proyectos que el jefe sabe que cualquier trabajador "normal" se negaría a realizar por considerarlo técnicamente imposible.
No sé si este comentario viene a cuento, pero veo que, tenga razón o no, Alejandro lo tiene muy difícil. Las malas prácticas empresariales hacia empleados, consumidores y usuarios, están por desgracia muy arraigadas en nuestra, a veces (o muchas veces), caciquil cultura empresarial.
Ante la desventaja jurídica que padecemos yo prefiero aplicar el principio de "presunción de sospecha" a toda empresa que explota a sus trabajadores o comete fraude hacia consumidores y usuarios salvo que élla demuestre lo contrario dada la indefensión jurídica de éstos.
No sé si viene al caso pero ahí queda para que se entere quien deba enterarse.
¡Ah! no me pidáis más datos porque aunque firme con nombre anónimo siempre se deja rastro y puedo perder mi trabajo.
Saludos a todas y a todos y mucha suerte a Alejandro.
Feliz Navidad, también para Ausonia.
Atentamente, Antonia.

Anónimo dijo...

Con que lo escribas en un apartado ya hay bastante Antonia, que nos hemos enterado bastante bien de tu queja!!

Anónimo dijo...

El acosador del que se habla se llama Eduardo Casas y es un cacique fascista que vive en Fraga y ha jodido la vida a mucha gente. Es tan mafioso que tiene hasta una querida en el trabajo.

Menudo Hijo de Puta